jueves, 23 de junio de 2016

Tardes lluviosas

Luego de una sufrida y larga estación seca (te lo agradecemos El Niño!) regresaron las lluvias. Las extrañaba mucho. Quizá aumenten el riesgo de resfriarse, de que existan más zancudos, de que uno se empape luego de salir de clases y también le impiden a uno utilizar sandalias en la calle, pero es el agua que cae del cielo el que devuelve la vida a la tierra. El mes de mayo no sé si ha sido el más caliente en la historia del país, pero al menos en los lugares donde estuve en ese periodo pareció que si lo fue.

Las verbenas florecen tanto en época seca como en la lluviosa


Las lluvias aumentan la humedad del ambiente y favorecen el crecimiento de hongos encima de material orgánico muerto para iniciar así el proceso de descomposición y futuro ¨reciclaje¨ de este por otros seres vivos. Me encontré en mi jardín hace unos días varios hongos esparcidos en grupos en donde habían muchas hojas que han caído de los árboles en el mes de mayo. 








Desconozco de especies de hongos. Me gusta verlos, fotografiarlos o incluso degustarlos en pizzas o pastas, pero no identificarlos. Lo que sí conozco son varios datos ecológicos y morfológicos. Su reproducción puede ser asistida por la lluvia, viento o incluso seres vivos como insectos:

Grandes cantidades de moscas de la fruta (Drosophila spp.) revoleteaban en torno a los hongos. 


Los hongos que uno observa en realidad son, por así decirlo, "la flor" de los mismos. Esta estructura se llama cuerpo fructífero y en el órgano reproductivo de los hongos. Aquí vemos cómo se crea un cuerpo fructífero, en el cuál quedó atrapado, por el recubrimiento pegajoso, un insecto.


Las lluvias generan un boom en la población de insectos ya que la abundancia de comida vegetal les permite reproducirse masivamente. Aquí podemos observar un escarabajo a punto de emprender vuelo luego de succionar savia del tallo fresco de una planta.


Las lluvias lavan las hojas de las plantas, las cuales durante el mes de mayo se llenaron de polvo proveniente de los suelos áridos y también (al menos en el Valle Central) de ceniza que eruptó el Volcán Turrialba. Este baño permite que todo recupere verdor y hace que muchas plantas muestren sus mejores trajes.


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